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Biografía de Albert Einstein [VÍDEO]

Hace ya más de 100 años Albert Einstein lanzó su artículo el fundamento de la Teoría General de la Relatividad. Y es que antes de esta teoría, no entendíamos realmente cómo funcionaba la gravedad.

Newton nos habló de la fuerza de la gravedad, pero su teoría no nos dijo cómo la gravedad empujaba las cosas.

Y Einstein estaba profundamente desconcertado por este tema.

  • ¿Cómo mantiene el sol a la tierra en órbita?
  • ¿Qué es la gravedad?

Os dejo el vídeo con la Biografía de Albert Einstein:

Os dejo la transcripción del documental para aquellos que prefieran leerlo:

Pues mientras trabajaba en una oficina de patentes suiza en 1907, Einstein tuvo lo que él llamó el pensamiento más feliz de su vida.

Einstein imaginó a un hombre cayendo del techo de una casa, y se dio cuenta de que el hombre no sentiría su propio peso mientras caía. El sujeto se sentiría sin peso. Este fenómeno se llama caída libre y ocurre cuando un objeto cae por sí solo.

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Alguien que está de pie no está en caída libre, pero alguien que salta de un avión sí que lo está, hasta que se acumule resistencia al aire.

Pues bien, después de pensar en esta idea durante ocho años, Einstein se dio cuenta de que el espacio es como una tela elástica que se deforma cuando hay objetos sobre él.

Los científicos llaman a esto espacio tiempo y los objetos más grandes, como el sol, deforman más el espacio que los objetos como la tierra.

Y ver el espacio y el tiempo como dos aspectos de la misma cosa conlleva consecuencias muy interesantes.

Y sí, es verdad, los efectos realmente geniales de la relatividad como, la dilatación del tiempo y la contracción de la longitud no aparecen en nuestra vida cotidiana, ya que tienden a suceder a velocidades cercanas a la velocidad de la luz.

Sin embargo hay muchas cosas que no podrían suceder sin la relatividad general, como el GPS y los electro imanes.

Pues bien, hoy hablaré de la vida de Albert Einstein.

El 29 de marzo de 1919, tuvo lugar un eclipse de sol que estaba llamado a ser uno de los más importantes de toda la historia de la humanidad.

Los astrónomos de la Real Sociedad de Astronomía de Londres, habían aguardado ansiosamente durante años, a que llegara ese eclipse, que les iba a permitir comprobar una nueva teoría física.

Una nueva teoría revolucionaria propuesta cuatro años antes, por un científico alemán llamado Albert Einstein.
El día del eclipse, había un grupo de astrónomos en el norte de Brasil, y otro en una isla frente a las costas de áfrica occidental.

Cámaras de gran precisión se hallaban listas para entrar en acción.

Pero no fotos del propio sol eclipsado, sino de las estrellas que súbitamente aparecían en el cielo oscurecido alrededor del sol.

Y es que Einstein había dicho algo sorprendente.

Dijo que la posición aparente de esas estrellas daría la sensación de haber cambiado.

Que la masa del sol doblaría los rayos de luz estelar al pasar a su lado.

Aquello sonaba imposible, porque la luz que era algo inmaterial, como iba a verse afectada por la masa del sol.
Sí Einstein tenía razón, habría que retocar la imagen del universo que el gran Isaac Newton había construido más de 200 años antes.

Llegó el eclipse, se hicieron las fotografías, se revelaron y se midieron con sumo cuidado.

Se midieron las distancias entre las imágenes de las estrellas y el sol, y entre una estrella y otra.

Finalmente se compararon estas mediciones con otras hechas sobre un mapa estelar de la misma región sólo que tomado de noche y sin el sol en las cercanías.

No había duda, los astrónomos anunciaron los resultados.

La atracción del sol doblaba los rayos luminosos y los apartaba de la trayectória rectilínea.
Einstein tenía razón.

Una de las predicciones de su teoría estaba verificada.

Albert Einstein nació en Alemania el 14 de marzo de 1879.

El niño, tuvo problemas para aprender a hablar, y sus padres llegaron a pensar que padecía retraso mental.
En la escuela secundaria no fue un estudiante brillante y se aburría mucho con los monótonos métodos de enseñanza que se utilizaban en aquel tiempo en Alemania.

Así que no consiguió terminar sus estudios.

En 1894 fracasó el negocio de su padre, y la familia marchó a Milán.

El joven Einstein, que ya mostraba afición por la ciencia, partió para Zúrich para matricularse en su famosa escuela técnica donde se puso de manifiesto su insólita aptitud para las matemáticas y la física.

Cuando a Einstein se licenció en 1900, no consiguió ningún puesto docente en ninguna universidad pero tuvo la suerte de encontrar un empleo administrativo en la oficina de patentes de Berna.

Y está claro que no era lo que quería, pero al menos tendría tiempo para estudiar y pensar.

Y es que había mucho que pensar, ya que la vieja estructura de la física construida a lo largo de siglos, estaba siendo reestudiada a la luz de los nuevos conocimientos.

Los físicos pensaban, por ejemplo, que la luz se propagaba por el espacio vacío.

Como la luz consistía en ondas, tenía que existir algo en el espacio que sirviera de soporte a esas ondulaciones.
Llegaron a la conclusión de que el espacio estaba lleno de algo llamado éter, y de que era la vibración del éter, lo que formaba las ondas luminosas.

Se pensaba también, que el movimiento verdadero de la tierra, podría medirse tomando como punto de referencia el éter.

Bastaría comparar la velocidad de la luz en la dirección del movimiento de la tierra, con su velocidad en la dirección perpendicular.

Es decir, igual que se puede saber a qué velocidad baja un río, si se mide la velocidad a la que podemos remar a favor de la corriente, y la comparamos con la velocidad a la que podemos remar perpendicularmente a la corriente, siempre y cuando no haya ayuda del agua.

Este experimento lo realizaron, con cuidado exquisito, Albert Michelson y E. W. Morley, dos científicos norteamericanos en 1887 y vieron con asombro que no podían detectar diferencia alguna en la velocidad de la luz.

Por lo tanto, habría algún error.

Por otro lado, el descubrimiento y estudio de la radiactividad, por Becquerel y los Curie, también ocasionaron otra explosión de la ciencia.

Así, elementos como el uranio, el torio y el radio emitían cantidades ingentes de energía.

Pero, ¿de donde salía esta energía?

La estructura entera de la física, se basaba en el hecho de que, ni la materia ni la energía podrían destruirse ni crearse.

Entonces, ¿habría que derribar todo el edificio de la física?.

Pues, en 1905, a los 26 años de edad, Albert Einsten publicó sus ideas acerca de todas estas cosas y dijo lo siguiente:

«Supongamos que la luz se mueve con velocidad constante, sea cual sea el movimiento de su punto de origen»

Como parecía demostrar el experimento de Michelson y Morley.

¿Cuáles serían entonces las consecuencias?

Pues bien, las consecuencias las expuso con ayuda de unas matemáticas sencillas, unas matemáticas claras y directas.

Según Einstein, no podía existir movimiento absoluto, ni falta absoluta de movimiento.

La tierra se mueve de una cierta manera.

Al comparar su posición espacial con la del sol, pero de otra manera distinta al compararla por ejemplo con la posición de marte.

Al medir longitudes, masas o incluso tiempos, el movimiento relativo entre el objeto medido, y el observador que mide, influye en los resultados de la comparación.

Así dijo Einstein que: «Materia y energía eran aspectos diferentes de la misma cosa«.

La materia, se puede convertir en energía, y la energía en materia.

Así que lo que sucedía en la radiactividad, es que un trozo diminuto de materia se transformaba en energía.

Pero que la cantidad de materia convertida, es tan pequeña, que no puede penarse con los métodos corrientes.

En cambio la energía creada por ese trocito de materia era lo bastante grande para detectarla.

Pero todo aquello parecía a violar el sentido común.

Pero el caso es que las piezas encajaban perfectamente.

Y además, explicaba algunas cosas que los científicos de esa época, no acertaban a explicar de otra manera.

Ese increíble año 1905 dieron lugar a los primeros éxitos científicos de Einstein.

Ese año publicó cuatro artículos fundamentales, entre ellos los que completaron la teoría especial de la relatividad, y diez años después, Einstein amplió dicha teoría para incluir la gravedad.

Aquel hito superó la física de Newton y redefinió para siempre la noción de espacio y tiempo.

Por ello la fama que adquirió Einstein, por sus teorías, le valió en 1909 una cátedra en la Universidad de Praga dejando así su trabajo en la oficina de patentes.

Y en 1913, fue nombrado director de un nuevo instituto de investigación creado en Berlín, el Instituto de Física Káiser Wilhelm.

Dos años más tarde, en 1915, durante la primera guerra mundial, publicó un artículo que ampliaba sus teorías y exponía nuevas ideas acerca de la naturaleza de la gravitación.

Como os he dicho antes, las teorías de Newton, según él, no eran suficientemente precisas, y la imprecisión se ponía claramente de manifiesto en la vecindad inmediata de grandes masas como la del sol.

Por ejemplo, las teorías de Einstein explicaban la lenta rotación de la órbita del planeta Mercurio, el planeta que está más próximo al sol, y que esa rotación las teorías de Newton no podían explicar.

Esas teorías de Einstein, decían también que los rayos luminosos a pasar por cerca del sol se apartarían de su trayectoria rectilínea.

El eclipse de 1919 demostró que la predicción que había hecho Albert Einstein se cumplía era correcta.

Y se vio desde ese preciso momento que Einstein era el pensador científico más grande que había habido desde Newton.

Einstein recibió el premio nobel de física en 1921, pero no por la relatividad, sino por dar una explicación lógica del efecto fotoeléctrico y resolviendo así, el enigma de cómo la aplicación de la luz era capaz de hacer que los electrones saltaran de la superficie de ciertos materiales.

También se le premió por sus teorías del movimiento browniano, el movimiento de partículas diminutas suspendidas en un líquido o en el aire.

Un fenómeno que venía intrigando a los físicos desde hacía más de 80 años.

Luego Alemania vivió días muy aciagos, ya que a Adolf Hitler y los nazis iniciaron la conquista del poder, propugnando una forma nueva y brutal de antisemitismo, y Einstein era judío.

En enero de 1933, cuando los nazis ganaron finalmente las elecciones, dio la casualidad de que Einstein se hallaba en California y prudentemente decidió no regresar a Alemania, sino que marchó directamente a Bélgica.

Los nazis confiscaron sus propiedades, quemaron públicamente sus escritos, y le expulsaron de todas las sociedades científicas Alemanas.

Y luego emigró a los Estados Unidos, donde fue bien acogido, y en virtud de un decreto especial, adoptó en 1940 la ciudadanía norteamericana.

Además, Einstein aceptó la invitación de trabajar en el instituto de estudios avanzados de Princeton, en Nueva Jersey, y en 1934, fue el año en que el físico italiano Enrico Fermi comenzó a bombardear elementos con unas partículas subatómicas recién descubiertas, las llamadas neutrones.

Así, al bombardear uranio, observó resultados peculiares, pero no halló ninguna explicación satisfactoria.
Pero la importancia de este trabajo fue reconocida en 1938, cuando se le concedió a Fermi el premio nobel de física.

Pocos años después, el químico Otto Hahn, descubría en berlín que al bombardear uranio con neutrones, se producían átomos de aproximadamente, la mitad de peso que los del uranio.

Lise Meitner y O. R. Frisch, dos físicos alemanes refugiados que investigaban en Copenhague, dieron en 1938 una posible explicación del trabajo de Hahn.

Según ellos, cuando los neutrones chocaban contra los átomos de uranio, algunos de éstos se partían en dos.
El fenómeno recibió el nombre de fisión del uranio.

La fisión del uranio liberaba mucha más energía que la radiactividad ordinaria, y además liberaba neutrones que podían provocar nuevas escisiones.

El resultado podría llegar a ser la explosión más tremenda que jamás haya visto.

El experimento de Hahn demostró que la masa y la energía guardaban estrecha relación, tal y como había predicho Einstein.

Y en enero de 1939, llegó el físico danés Niels Bohr a los Estados Unidos para pasar varios meses en Princeton donde tenía la intención de estudiar diversos problemas con Einstein.

Allí anunció las observaciones de Hahn y la explicación de Frisch y Meitner y su teoría llegó rápidamente a oídos de Fermi, quien había huido también de Italia que era aliada por entonces con la Alemania de Hitler, y trabajaba en la universidad de Columbia.

Fermi estudió el tema con los físicos John R. Dunning y George Pegram, también de columbia y decidió que Dunning realizaba cuanto antes un experimento para comprobar los resultados de Hahn y la teoría de Frisch y Meitner.

Trabajando a contrarreloj, durante varios días, Dunning realizó el primer experimento de los efectuados en Estados Unidos, que demostraba la posibilidad de escindir el átomo.

En el verano de 1939, se estudiaron con Albert Einstein todos estos hallazgos.

Y Einstein escribió entonces una carta al presidente de Estados Unidos, Franklin Roosevelt, comunicándole que la bomba atómica era una posibilidad real, y que no debía permitirse por nada del mundo que las naciones enemigas se adelantaran en su fabricación.

Roosevelt se mostró de acuerdo con Einstein, y proveyó inmediatamente fondos para su investigación.

Y así la era atómica comenzaba a despuntar.

Albert Einstein murió el 18 de abril de 1955, y hasta ese mismo día urgió al mundo a llegar a algun acuerdo que desterrara para siempre las guerras nucleares.

Einstein, fue el Newton de esa revolución científica, que había comenzado por Rontgen y Becquerel.

Sus teorías permitieron a los científicos predecir descubrimientos e investigarlos.

Así ocurrió por ejemplo con la fisión del uranio.

En cuanto fue descubierta, se vio, que las teorías de Einstein, ofrecían la posibilidad de la bomba y de la energía atómica.

Así que todo lo que en el futuro ocurra en torno a la energía atómica, tanto para bien como para mal, tuvo sus orígenes en las ecuaciones que inventó un joven empleado de la oficina de patentes, para expresar la relación entre materia y energía.

Pero sobre todo, las teorías de Einstein darían lugar a nuevas líneas de investigación, muchas de las cuales siguen vivas a día de hoy.

Y es que sus ideas permearon la cultura y moldearon el mundo de manera imborrable.

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